Cuando volví a España desués de algunos años en el extranjero, tras unos días de sosiego terminé por acercarme a la oficina de empleo de mi ciudad para formalizar mi situación laboral. Lo que viene siendo “apuntarse al paro”.
Por si eres de los afortunados que nunca ha tenido que ir a una de estas oficinas, tras apuntarte, te citan para una entrevista personal con un funcionario con el fin de rellenar tu perfil profesional para asesorarte en cierto modo en la búsqueda de empleo.
El caso es que en esa entrevista viví una anécdota que me hizo reflexionar sobre nuestra profesión, la arqueología.
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La Arqueología: una profesión descatalogada
La entrevista empezó con normalidad y así siguió hasta que me preguntó mi profesión. Yo le dije lo que venía haciendo: “arqueología” y a ello le siguió un silencio incómodo que se alargó más de la cuenta.
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- ¿Qué pasa?
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Le comenté a la funcionaria
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- Es que no me sale en el sistema esa categoría profesional. Dime otra.
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Al principio me sorprendió. Luego me desanimó en cierto modo. Tras encuadrar el oficio dentro de una categoría “catalogada” de tipo “oficios de restauración” o algo así, la entrevista terminó sin más. Huelga decir que salí de allí conforme habia entrado: sin trabajo.
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La cuestión es que la Arqueología en España nunca ha sido un nicho de empleo floreciente. Menos aún desde el estallido de la crisis en 2007, destruyéndose muchos puestos de trabajo en el gremio.
Sin embargo, esto no es óbice para que la Arqueología pueda estar constituida como categoría profesional reconocida.
Por eso es importante contar con un documento que recoja la naturaleza del trabajo de los profesionales de la Arqueología. Esto es el Código Deontológico. Este tipo de documento lo promueven los Colegios Oficiales de Filosofía y Letras con el fin de establecer las competencias y obligaciones de los profesionales del gremio así como los derechos profesionales de los mismos en el ejercicio de su profesión.
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Qué dice el Código deontológico de la Arqueología.
Desde hace ya algunos años (a pesar de que no exista categoría profesional en alguna base de datos de oficinas de empleo), muchos Colegios Oficiales han elaborado guías de buenas prácticas que muchas comunidades han ido adoptando y mejorando con el objetivo de plasmar y dar forma a los principios de la actividad profesional en su conjunto.
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Todo código deontológico de la arqueología aboga por apoyar el ejercicio profesional de personas con titulación universitaria reconocida “con un desarrollo curricular suficiente y acreditado” en arqueología, abogando por la investigación científica, la conservación y la difusión como principales tareas profesionales.
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Competencias y ética profesional
Este punto recoge las obligaciones profesionales de las arqueólogas en el ejercicio de su actividad. Cuestiones generalmente obvias y de sentido común tales como trabajar dentro de sus competencias, siempre con honradez, ofreciendo un trabajo objetivo y bajo su responsabilidad, sin apoyar comportamiento ilegales por activa o por pasiva.
En este epígrafe se suele recoger también la prohibición moral y profesional de hacerse con objetos arqueológicos para disfrute personal y estar ajeno al comercio ilícito de piezas. ¿Os imagináis a un arqueólogo traficando con obras de arte?
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En cuanto al ejercicio de la profesión
Se recomienda estar siempre al tanto de los avances tecnológicos y prácticas de trabajo de nuestra profesión. Se reserva el derecho de propiedad intelectual sobre los proyectos de investigación que desarrolle cada profesional, el cual debe ser objetivo y respetuoso con el patrimonio cultural.
Se deberá respetar las normas laborales y de seguridad que rijan. Esto es, en cuestiones de seguridad social, salario, derechos y libertades de los empleados.
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Tras la finalización de un proyecto, se debe terminar el informe y publicar lo antes posible con el fin de cumplir con uno de los principios de la profesión: la divulgación del Patrimonio. En este contexto, se intenta favorecer la participación en proyectos y actividades con entidades sociales para difundir los valores del Patrimonio y educar en el respeto.
Del mismo modo, se aboga por la cooperación profesional y el intercambio de información entre colegas como medio para favorecer la investigación.
En todo código deontológico de la Arqueología se hace referencia también al intrusismo profesional, que debe ser denunciado para evitarlo.
En definitiva, el código recoge cuestiones obvias que ya sabes si te dedicas a la Arqueología. No obstante nunca está de más tenerlas a mano para no perder nunca el norte. Te adjunto bajo estas líneas el Código deontológico de la Arqueología en España para que puedas descargártelo y tenerlo muy presente.
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