El valor de un bien declarado Patrimonio Cultural es el propio patrimonio. ¿Y por qué es así? Pues porque es un elemento irremplazable, no se puede crear de nuevo si se destruye. Si tuviéramos que compararlo con objetos o elementos valorados económicamente por la sociedad, podríamos hablar del oro. El oro es tan apreciado porque perdura en el tiempo y porque es un material escaso con respecto otros materiales más comunes.
Pues en el caso del Patrimonio cultural sucede algo parecido. Si bien es complicado ponerle un precio económico a cualquier bien (ya que su valor es incalculable), puedes hacerte una idea de su valor si tienes en cuenta que es escaso. Cada uno de los bienes declarados patrimonio son únicos y en muchas ocasiones son el legado de una cultura alejada en el tiempo (han perdurado hasta nuestros días).
Por su carácter exclusivo, por lo que representan para el conjunto de la sociedad, por el valor histórico que tienen, por su peculiaridad (estética, histórica, social, arquitectónica o cual sea), el bien de Patrimonio necesita ser protegido y conservado para que cumpla con su labor social. Para ello, las instituciones encargadas de la gestión del Patrimonio se basan en los cuatro pilares fundamentales de la gestión de Patrimonio a la hora de proteger un BIC.
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Gestión Vs Intervención
La gestión del Patrimonio intenta evitar siempre la intervención directa sobre el bien a proteger ya que cualquier modificación que se realice puede perturbar la naturaleza u originalidad del mismo. En Patrimonio, más vale prevenir que lamentar. Esto suena muy bien. Mantener el bien declarado Patrimonio Histórico en su lugar y su naturaleza originales permite disfrutarlo tal y como era. Pero en muchas ocasiones es necesaria e inevitable la intervención. ¿Cuándo? Algunos ejemplos:
• Una excavación arqueológica: para estudiar un yacimiento arqueológico no hay otra manera que intervenir el bien cultural. Y de una forma “catastrófica” por así decir: destruyendo el propio yacimiento. Por eso es muy importante el proyecto de intervención arqueológica. Porque tiene un gran impacto sobre el yacimiento.
• Una restauración de una obra de arte o monumento: muchos de los cuadros del Prado, del museo Tyssen o de cualquier otra pinacoteca son sometidos a trabajos de restauración que, de un modo u otro, modifican el trabajo original de la persona que lo hizo.
• Las obras de acondicionamiento de un paraje natural: al igual que la preparación de un yacimiento arqueológico para su vista, el paisaje sufre una transformación que tiene un impacto directo en el bien.
Por lo que representan para el conjunto de la sociedad, por su valor histórico, el bien de Patrimonio necesita ser protegido y conservado.
Está claro entonces que lo ideal es no intervenir un bien de Patrimonio pero que muchas veces no tienes otra alternativa que hacerlo si quieres estudiarlo o recuperarlo. Pero siempre teniendo en cuenta que esta actividad (intervenir) va a alterar el bien de alguna forma. Por eso, siempre la intervención debe ir bien justificada y condicionada a una serie de principios, generalmente recogidos por la Ley. La administración correspondiente es quien debe establecer los requisitos que hay que cumplir a la hora de intervenir un bien (por ejemplo, una excavación arqueológica) y responder antes a algunas cuestiones:
• ¿Es necesaria?
• ¿Es inevitable?
• ¿Es reversible?
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Tipos de intervención
La intervención de un bien puede ser de diferente naturaleza dependiendo de las necesidades del bien y los objetivos que se persiguen. Podemos encontrar los siguientes tipos:
• Intervenir para restaurar: en este caso nuestro trabajo consistirá en recuperar parte de la originalidad del bien cultural. El paso del tiempo tiene un efecto constante y devastador en los bienes con lo que el deterioro es inevitable. En otras situaciones, el mal uso es el causante del deterioro lo que hace necesaria la restauración. Un ejemplo de esta intervención puede ser la que protagonizamos en el Castillo de Calasparra.
• Intervenir para preservar: pero no siempre se interviene por el mal estado el bien sino que en algunas circunstancias lo que se pretende es preservar su estado y evitar que empeore. Es el caso de las piezas arqueológicas en los museos. Las vitrinas suelen preservar los objetos a temperatura y humedad constantes para evitar que se degraden.
• Intervenir para investigar: el patrimonio es riqueza cultural, legado del pasado y por tanto tiene un mensaje que en ocasiones tiene que ser extraído con trabajaos e intervención. El caso más paradigmático lo tenemos en la Arqueología. Muchas de las excavaciones son programadas por universidades y empresas privadas para promover la labor investigativa.
• Intervenir de emergencia: Aquellas que no han sido previstas y que se deben a motivos excepcionales. Descubrimiento de un yacimiento arqueológico durante unas obras, desplome de un techo en una iglesia, destrozos provocados por inclemencias del tiempo como terremotos o inundaciones, etc.
La intervención más habitual es la destinada a restaurar o preservar. Son muchos los bienes culturales que necesitan ser atendidos pero poco el presupuesto para hacer frente al paso del tiempo y a las condiciones adversas de preservación. Si bien intervenir en el Patrimonio Cultural es inevitable porque, como todo en la vida, está expuesto al paso del tiempo y la actividad humana, si es altamente recomendable intentar modificar lo menos posible.