El verano está siendo muy largo (¡por el inmenso calor!) y ajetreado. Bueno, en realidad es como casi todos los veranos. Nuestra profesión protagoniza una actividad vertiginosa los meses de más calor debido a que muchas excavaciones se ponen en marcha y otros proyectos de restauración o museología se ven impulsados por algunos departamentos.
El caso es que como en otros años estamos dándole al pico y la pala pero a base de bien. Ya te lo contamos el año pasado nuestras experiencias en los yacimientos arqueológicos de Begastri o en Coimbra. Este año, como no podíamos faltar a nuestra cita con la Historia, seguimos colaborando con la Universidad de Murcia en el yacimiento arqueológico de Coimbra del Barranco Ancho.
Pero no todo es excavar en verano. Ni mucho menos. Por fortuna, estamos gozando de una muy buena salud y tenemos algunos proyectos desarrollándose en diferentes puntos de la piel de toro. Si nos sigues en las redes sociales habrás podido ver algunas fotos de esos proyectos.
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El Proyecto de Restauración en Santa Cruz de Mudela
Uno de los proyectos más bonitos y que más entusiasmo está provocando en nuestra plantilla es el de Santa Cruz de Mudela. Ese del que te comentamos en este artículo que aprovechamos para hablarte sobre infrarrojos y ultravioleta.
Pues sí. Ahí seguimos todavía entre murales, frescos y demás materiales de construcción en una iglesia que nos está dando mucho trabajo.
¿Qué es lo que estamos haciendo en Santa Cruz de Mudela?
Al trabajo inicial de reconocimiento con infrarrojos y ultravioleta en busca de imperfecciones, pinturas y estructuras en mal estado, siguió el de la elaboración de un plan de restauración de aquellas partes que se encontraban en peor estado y que necesitaban (como última medida de protección) ser intervenidas.
Ahora, lo que estamos llevando a cabo es el proceso de consolidación de capas subyacentes de la pintura inyectando morteros de cal especiales para este tipo de trabajos. ¡Trabajo fino!
¿Para qué metemos cal entre la pintura?
Este método de restauración lo que pretende es rellenar los huecos que se producen entre la pintura y los muros para devolver la cohesión a los estratos que se encuentran separados. Es como ponerles una capa e pegamento para que vuelvan a pegar a su estado original.
Tras este paso donde intentamos completar el “rompecabezas”, estucamos las zonas donde se ha perdido parte de la pintura. Esto lo hacemos aplicando morteros y luego lijamos y enrasamos el mortero procurando que todo quede nivelado y se vea lo menos posible. Como te digo, ¡un trabajo fino!
Una vez que tenemos todo nivelado, pegado, cuadrado y en su sitio, lo que hacemos es ponernos a darle color a los estucos siguiendo el modelo de las pinturas originales. El objetivo es que el conjunto de la pintura o aquello en lo que estamos trabajando, retome su imagen global y se revitalice en cierto modo, así que tenemos que hacerlo de forma delicada y sin extravagancias, que ya sabes lo que sucede cuando dejamos rienda suelta a la imaginación. Que nos sale un Ecce Homo muy peculiar.
Para que estas reintegraciones cromáticas (los añadidos de pintura que realizamos a la obra) se puedan diferenciar de las partes originales (recuerda las premisas de una buena restauración) aplicamos unas rayitas de diferentes colores que hacen apreciable que esa parte concreta de la obra a “sufrido” un proceso de restauración y no es original.
El proceso de restauración en cualquier terreno del Patrimonio Cultural es muy delicado. Son cuestiones muy técnicas y tienes que andarte con mucho cuidado a la hora de valorar las acciones a implementar.
Por eso, lo principal en estos trabajos de restauración es elaborar un buen plan de restauración y conservación. A partir de aquí, es ponerse manos a la obra, con cuidado y con cariño, a darle vida a la obra de arte. Con eso, arte y mucha paciencia.