La arqueología se basa en buscar. Sobre todo evidencias materiales. Y una de las dudas que más provoca en las personas es la siguiente:
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¿Cómo sabéis dónde buscar?
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Y es que no es cuestión de ir al campo y meter la pala hasta que encuentres algún objeto arqueológico. No. Es un poco más difícil que eso. Hay dos formas principales, a parte del hallazgo casual, para “descubrir” un yacimiento arqueológico.
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Las Cartas Arqueológicas y el seguimiento de obra
A pesar de que muchos de los grandes descubrimientos de la Historia de la Arqueología se han producido por casualidad, existen herramientas o procedimientos para trabajar o para evitar la destrucción de yacimientos arqueológicos.
Hoy en día muchos municipios cuentan con las cartas arqueológicas. Recuerda, lo vimos en este artículo.
Pero a veces, aparecen yacimientos arqueológicos donde no se sabía que existían. Por otro lado, cuando hay cualquier tipo de obra, debe procederse a realizar monitorización. Es lo que te comentamos en este artículo sobre seguimiento de obra en arqueología.
En ambos casos se tendrá que realizar un trabajo de prospección. ¿Y qué es eso de la prospección? Pues dicho de modo boy scout: peinar el terreno. Estudiar el espacio de trabajo para hacernos una idea de lo que puede haber (o no).
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La prospección consiste en observar el terreno en busca de evidencias sospechosas de ser arqueológicas.
¿Y cuáles pueden ser esas evidencias?
Cambios de color en la tierra, restos de ceniza o de materiales orgánicos, cerámica, huesos… restos de piedra trabajada…Cualquier atisbo de resto que no sea natural y que haya sido provocado (de forma directa o indirecta) por la actividad humana. Para ello, podemos utilizar diferentes tipos de prospección arqueológica.
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Tipos de prospección arqueológica
Prospección superficial
Consiste básicamente en caminar por el terreno mirando el suelo en busca de restos arqueológicos. Es la prospección más rudimentaria pero la más habitual. Es una especie de seguimiento de obra solo que en este caso, no vas detrás de la retroexcavadora. En el caso en que se vaya a excavar un espacio donde se sabe que hay restos arqueológicos, también se realiza este tipo de prospecciones para ver qué puede haber y dónde.
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Prospección geofísica:
Este método engloba diferentes vertientes y técnicas. Una de ellas es la electro – magnética que consiste en enviar al subsuelo impulsos magnéticos o eléctricos que ofrecen las características de la tierra. Por ejemplo, las oquedades bajo tierra, restos de fuego, herramientas de hierro; todo ello modificaría la velocidad de expansión de la onda electro – magnética al ofrecer resistencia.
Es el modo que tiene de funcionamiento un detector de metales: envía impulsos electro – magnéticos al suelo y si hay algún objeto metálico, ofrece una resistencia diferente a la tierra. Es el método que se llevó a cabo hace unos meses para descubrir nuevas estructuras en Stonehenge.
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Prospección ultrasónica: consiste en enviar ondas de sonido al subsuelo para encontrar muros o fosos. A mayor resistencia de la tierra probablemente se encuentre una estructura. A menor resistencia (menor velocidad de onda) es probable que se trate de un espacio o foso.
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Prospección geoquímica: Se da la cualidad que en los yacimientos arqueológicos de asentamientos humanos hay un elevado índice de fosfatos que puede ser medido químicamente tomando muestras de los sedimentos. Los restos orgánicos modifican el nivel de fosfatos de la tierra y por tanto, si hay restos humanos o de animales o de plantas, con este análisis podremos saberlo.
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La más utilziada, por su practicidad, sencillez y por ser la más económica, es la prospección superficial. Al principio no ves nada. Al cabo de un rato, cualquier mancha te parece un horno funerario. Al final, das con muchas raíces, madrigueras y rocas… Pero cuando encuentras algo, es realmente emocionante. Con el tiempo vas aprendiendo a discernir entre unas cosas y otras aunque nunca dejas de marcar cosas que no son arqueológicas.
Debo destacar también la fotografía aérea, que resulta muy, pero que muy útil para diferenciar las tonalidades del terreno. Cuando en una zona determinada hay restos de edificios, muros, restos orgánicos, el crecimiento de las plantas es diferente con respecto al crecimiento que se produce a su alrededor en la tierra “limpia”.
Hoy en día los Drones están ocupando ese espacio dentro de la Arqueología. Estas herramientas resultan muy prácticas para tomar una visión más global del terreno y ayuda a perciir posibles estructuras que sobre el terreno serían difíciles de ver.