– ¿Qué es eso papá?
– Son huesos de pata de cabra.
– ¿Y para qué sirven?
– Pues para jugar
– ¿Jugar a qué?
– A las tabas. ¿Quieres que te enseñe?
– ¡Vale!
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Recuerdo todavía cuando mi padre me enseñó a jugar con unos huesos de cabra. Él estaba muy orgulloso porque gustaba mucho de enseñarme cosas de su infancia (de su vida en general). Imagino que como todo padre a su hijo. El caso es que mi padre se mostraba en cierto modo contento de poder enseñarme un juego con el que él mismo jugaba en su niñez.
Lo que mi padre no sabía en aquél momento era que el juego que me mostraba era mucho más antiguo de lo que él pensaba.
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Las tabas, un juego con mucha historia
Es una pena pero hoy en día me da la impresión que se están perdiendo los juegos “de calle”. Los de toda la vida. Aquellos juegos que tú veías jugar a tus hermanos y mayores del barrio y que deseabas que les faltara alguien para que te ofrecieran participar.
Parece que, como todo en general, estamos yendo demasiado rápido y olvidando ciertas tradiciones culturales que nos han identificado desde milenios.
Pero bueno, no nos pongamos melodramáticos (dejemos eso para el sábado por la tarde en antena3). Esto es sólo un juego. Y no vamos a permitir que desaparezca. Las tabas, un juego simple, sencillo y sin complicaciones que lleva (o llevaba) jugándose desde hace más de 2000 años.
Luego, al cabo de los años, dio la casualidad o el destino que encontrara restos de estos huesecillos en alguna que otra excavación. Es curioso ver como la propia tradición popular puede ayudarte a responder ciertas preguntas en el trabajo de campo arqueológico.
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¿Qué son las tabas?
Ya te lo dijo mi padre. Las tabas son los astrágalos de las patas de “ovicápridos” (como diría un arqueólogo): ovejas, cabras, corderos… Unos pequeños huesecillos con una forma peculiar de cuatro lados y una especie de hendidura en su parte frontal y trasera.
Si tuviera que compararlo con algún objeto más familiar quizás sería una cadena de esas que se usan en las bicis. La tienes en mente ¿verdad? ¿A que son un poco más anchas en sus bordes?
Pues las tabas son de ese modo. Más gruesas por los bordes y finas en sus laterales.
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Origen de las tabas
El origen de este milenario juego no está del todo claro. Se sabe que es muy antiguo, eso sí. Y que ya en la Grecia Antigua se jugaba con los astrágalos de las cabras. Las evidencias arqueológicas más antiguas que se tiene de este juego datan del 5.000 a.C.
Parece ser que en los restos del ajuar de la tumba de Tutankhamon se encontraron unos huesos de este tipo junto con un tablero. Sin embargo, las evidencias más comunes y habituales proceden de asentamientos arqueológicos de época griega o romana. Es en esas culturas donde podemos afirmar con total rotundidad que este juego de habilidad estaba totalmente normalizado.
Estos huesos debieron gozar de gran prestigio puesto que se han encontrado incluso réplicas en otros materiales como marfil, cristal arcilla o incluso metales preciosos. Debido a su peculiar forma (casi cúbica) fueron usados para el juego. De hecho, puede que sean el origen de los dados.
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Cómo se juega a las tabas
Como cualquier juego tradicional, las tabas han variado de modo a lo largo de la historia, y cada región tiene unas “reglas” particulares aunque el fondo es el mismo juego que se jugaría en plena edad del bronce.
El más común, al menos para mí pues fue como lo aprendí, se juega con una sola mano y consiste en coger el mayor número de astrágalos en cada tirada. Se compone de 5 tabas blancas (metálicas) y una roja. Y consiste en lo siguiente:
PRIMERO- Se cogen las 5 tabas y se lanzan al suelo.
SEGUNDO – La taba roja se recoge y se lanza al aire.
TERCERO – Mientras la taba roja está en el aire, el jugador trata de coger el resto de tabas del suelo con la misma mano con la que lanzó la taba roja y una a una (no vale arrastrar y cogerlas todas de un puñado).
CUARTO- El jugador trata de recoger el máximo número de tabas en cada tirada. Pero ojo. No se te puede caer ninguna porque de lo contrario, pasa el turno y le toca al otro jugador.
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Vence la persona que consiga recogerlas todas en el menor número de intentos.
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En unas navidades me dio por comprarle un juego de tabas a mi hija. De plástico, sí. De colores…. Era eso o descuartizar una cabra. Y esa semana mi cuchillo de desollar no estaba afilado, así que me decidí por pedirlo a Amazon. Ahí está, en el cajón. Creo que voy a echarme unas tabas con mi hija ahora mismo. ¿Te hace?