Ya he comentado cómo se forman los yacimientos arqueológicos. Selección del territorio, ocupación, abandono y deterioro. Más tarde, al cabo de cientos de años, llegamos los arqueólogos y lo excavamos apareciendo todo tipo de restos arqueológicos.
–
Pero, ¿cómo se forman esos restos arqueológicos?
Los objetos que aparecen en un yacimiento arqueológico juegan un papel importante en el estudio arqueológico y en la labor de reconstrucción histórica. Pero durante una excavación no te vas a encontrar las piezas envueltas en papel de regalo.
En el proceso de formación de los yacimientos arqueológicos los restos materiales en ocasiones han sido abandonados de manera deliberada:
Una tumba por ejemplo que se prepara para ser abandonada en ese lugar en que se encuentre.
En otros momentos en los que aparezcan restos abandonados de manera involuntaria.
Restos de un tesorillo que se pretendía recuperar y que finalmente la persona que lo enterró no lo recogió por cualquiera que sea el motivo.
Estos objetos, de una u otra naturaleza, sufren modificaciones al cabo de los años por las condiciones naturales del medio o en otras ocasiones por acción humana.
–
–
¿Y esto qué quiere ver con los restos arqueológicos?
Pues que a la hora de excavar deberás prestar mucha atención y mantener los ojos bien abiertos para diferenciar la naturaleza de los hallazgos. ¿Diferenciar? ¿Diferenciar qué? te preguntarás. Pues principalmente lo siguiente:
–
¿Se trata de un objeto que refleja el comportamiento espontaneo y original de una persona o de un descuido?
Todos en nuestra vida cotidiana realizamos actividades casi de manera automática. No reparamos en muchas de las acciones que llevamos a cabo a lo largo del día. Sin embargo esa actividad va dejando rastro tras de nosotros.
Por poner un ejemplo banal, cuando terminas de comer, coges los platos y los cubiertos y los metes en el lavavajillas. Si en ese momento tu casa fuera sepultada por un manto de lava (¡que ojalá no pase! 🙂 ) y dentro de 1000 años fuera descubierta por un grupo de arqueólogos, el lavavajillas reflejaría tu actividad cotidiana:
–
“Usaban este tipo de vajilla y solían comer con estos utensilios que les facilitaba el proceso alimentario, comían éste tipo de comida”.
–
Algo así sería el estudio. Un claro ejemplo en yacimientos arqueológicos de evidencias fortuitas lo representan los basureros donde aparecen los “desechos” de la sociedad del pasado y que nos otorgan mucha información sobre estos grupos.
En un yacimiento puedes encontrarte diferentes tipos de piedras que te pueden hacer pensar que son herramientas. Ante ello debes preguntarte lo siguiente:
–
-
¿Está retocada o corresponde a una piedra sin retocar?
-
¿Es una piedra rota o manufacturada por el ser humano?
-
¿Corresponde a una herramienta o a restos de una piedra inservible?
-
¿Tiene señales de uso? ¿Es una herramienta rota?
–
Deberás tratar de averiguar si ha sido usada, si se ha elaborado o si por el contrario tiene una forma natural, si se pretendía guardar para ser utilizada o si se abandonó por no ser necesaria.
–
–
2. ¿Es un objeto que ha sido depositado en ese lugar de manera consciente y premeditada?
En este caso, lo que tendrás que averiguar es la naturaleza de la acción que ha llevado ese objeto a ocupar el espacio donde se ha encontrado.
–
-
¿Por qué está esto aquí?
-
¿Se pretendía esconder de algo o alguien?
-
¿Se intentaba honrar a alguna persona querida o importante?
-
¿Se quería conservar para posteriores generaciones?
–
En una tumba, al contrario que en un basurero, todo objeto está muy calculado: ropa de entierro, joyas, tesorillos, flores, etc., porque tratamos de enviar un mensaje que puede que no refleje nuestra realidad cotidiana o que quiera reflejar cierta importancia del difunto.
Lo que quiero decir es que en este caso el enterramiento tiene un significado para las personas que lo realizan y que se ha preparado a conciencia.
–
3. Modificación del registro arqueológico
¿Está el objeto en su estado originario o ha sufrido algún percance?
En el proceso de desarrollo de un asentamiento se puede destruir parte del registro arqueológico (ya sabes: un asentamiento o una casa puede estar sobre los restos de otra casa más antigua. Lo de medieval sobre época romana por ejemplo).
En ocasiones estas construcciones destruyen evidencias del pasado, ya sea de manera consciente o accidental. En mi primera “relación” con tumbas, encontré restos de un cuerpo que había sido seccionado de cintura para abajo por una excavadora. Además de esta triste desgracia, durante el proceso de excavación le propiné un ligero picotazo en el cráneo que provocó en el ya lisiado cuerpo una “trepanación” artificial.
–
Es tu labor como arqueólog@ averiguar cuánto de original tiene un objeto y, si se ha modificado, con qué objetivo. Llevar a engaño, modificar el mensaje, fomentar tendencia ideológica sobre otra.
–
Por tanto, cuando te encuentres con la rodilla en la tierra y se te aparezca un objeto, piensa, reflexiona, hazte preguntas. ¿Por qué así y no de esta otra forma? Trata de ponerte en la piel de la persona que lo dejó o a la que pertenecía. Plantéate hipótesis y trata de llegar a una respuesta que le otorgue sentido al objeto y al yacimiento.