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Darwin y la arqueología

¿De dónde venimos? Una de las grandes preguntas, si no “la pregunta”, que lleva haciéndose el ser humano desde que tiene uso de razón.
El origen del ser humano se ha abordado desde diferentes perspectivas y las creencias religiosas o la filosofía han tratado de apaciguar esa gran inquietud provocada por esta eterna pregunta.

Las culturas antiguas otorgaban al origen de la especie miles de años de antigüedad; sin embargo, en la Edad Media, las referencias a esta cuestión se encontraban exclusivamente en las Sagradas Escrituras. De hecho, en el siglo XVII el Arzobispo Ussher hizo un cálculo exacto del origen de la creación de la tierra fechándolo en el 23 de octubre del año 4004 a.C.

Un punto de inflexión en esta perspectiva sobre el origen de la especie humana se produjo con la publicación en 1859 del libro escrito por Charles Darwin El origen de las especies que seguramente te resulte familiar o lo has escuchado mencionar en alguna ocasión.

En esta obra, el naturista inglés postulaba que todos los seres vivos evolucionan con el fin de adaptarse al medio en el que viven y sólo los más adaptados sobreviven mientras que los que no lo consiguen mueren.

Darwin era consciente de lo revolucionaria de su obra y sabía que se abría un nuevo horizonte en la concepción del mundo y la naturaleza. Por eso, en 1871 publicó El origen del Hombre donde presentaba al ser humano como un ser vivo más del árbol del mundo animal.

Lo más relevante para la Arqueología, que es el tema que tratamos aquí, era la nueva perspectiva que le otorgaba a nuestra especie al considerarla como el producto de un proceso evolutivo a partir de los animales.

¡¿Seres humanos y animales?!

Como podrás imaginarte, esta teoría chocaba de pleno con el pensamiento ortodoxo de la época y con los postulados creacionistas de la iglesia. Sobre esa fecha existía dentro de la comunidad arqueológica un debate abierto a raíz de algunos descubrimientos de restos humanos en contemporaneidad con restos de especies animales extintas que pusieron en entredicho muchas de los dogmas fuertemente asentados dentro de la comunidad científica desde hacía mucho tiempo.

¿Había vivido el ser humano con los mamuts?

¿Podía haber vivido en tiempos más allá de lo que se creía?

¿Eran restos humanos o se trataba de especies animales extintas y desconocidas?

La obra de Darwin supuso el espaldarazo definitivo para que se reconocieran como restos homínidos unos huesos encontrados en una cueva en el Valle de Neander en Alemania. Al principio se les consideró incluso el eslabón perdido y se le otorgó el nombre de Neanderthal (¡¡¡con unas fechas de 125000 a 28000 años!!!).

Con el pistoletazo de salida disparado, pronto empezaron a surgir restos homínidos por toda Europa y el resto del mundo que fueron retrasando en el tiempo el origen de la especie y diversificando la compleja evolución humana.Tenemos entonces la teoría de la evolución de Darwin y un nuevo horizonte por explorar dentro de la Arqueología: la evolución humana.

La teoría de la evolución destacaba la capacidad de adaptación de las especies al medio en que viven. Y Darwin venía a decir que esa adaptación modificaba el código genético de la especie y que ésta, traspasaba su herencia genética a su descendencia.

Qué supuso en la Arqueología la teoría de Darwin

Como resultado de este boom científico, apareció la Arqueología Darwinista que establece el cambio cultural como parte de la evolución humana como medida de adaptación al igual que la evolución biológica. La organización social y el comportamiento de los seres humanos están influenciados de manera determinante por la evolución cultural.

La nueva teoría arqueológica darwinista establece esta evolución cultural como el aprendizaje social de formas de pensar y de actuar en el entorno social lo que puede permitir la supervivencia de algunos seres humanos con respecto a otros.

¿Y cómo trabaja la Arqueología que utiliza estos postulados darwinistas de evolución de la especie?

Pues principalmente trata de establecer los procesos evolutivos culturales a partir del registro arqueológico. A partir de aquí surgió una nueva técnica de trabajo basada en la tipología de los materiales arqueológicos que trata de clasificar los objetos encontrados en el yacimiento de los más simples a los más sofisticados.

Darwin revolucionó la concepción del ser humano y con su famosa teoría evolucionista dio un giro de tuerca a la pregunta existencialista con la que he abierto este artículo. Sin embargo, hoy en día hay gente que duda de que los seres humanos seamos el resultado de un proceso evolutivo.

Al fin y al cabo, es sólo una teoría. Los detractores del postulado evolucionista sugieren una teoría de “diseño inteligente” en la que explican que Dios creó el Universo para que evolucionara como si de un complejo mecanismo de relojería se tratara, y que desde el inicio de los tiempos, la vida y la evolución de los seres vivos están dirigidos por este mecanismo de la divina providencia.

Se arrojará mucha luz sobre el origen del Hombre y su Historia”

Charles Darwin en el cierre de su obra On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life

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