Los objetos dicen mucho de las personas que los poseen. O de las personas que los poseyeron. En un blog de Patrimonio cultural como este, donde tratamos temas de Arqueología, museo, Historia, etc. no podemos menospreciar la importancia que tienen los objetos en el estudio de nuestro pasado y en nuestra identidad.
La enseñanza a través del objeto es muy improtante en una disciplina como la Historia ya que puede considerarse muy abstracta al estudiar cosas ya pasadas o que no existen. Si lo hacemos a través de objetos, hacemos la Historia tangible, medible y objetiva.
Si hace algunas semanas escribía un artículo en el que hablaba sobre un nuevo concepto de museo (que por cierto removió conciencias en el grupo de Divulgación de la Arqueología en Facebook), hoy me pregunto: ¿de verdad? ¿Necesitamos reinventar el museo? Al fin al cabo el museo es lo que es. Un contenedor de objetos que, algunos con mejor resultado que otros, son expuestos para que la gente los contemple. ¿No es así?
[Tweet “el museo es un contenedor de objetos que son expuestos para que la gente los contemple.De acuerdo?”]
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El cementerio de los objetos olvidados: el Museo
Este punto de vista que acabo de exponer es un tanto simplista. Si bien el museo contiene objetos, su objetivo no es el de exponerlos para que queden bonito. Lo importante, el objetivo final es que la gente aprenda a través de los objetos. Ese es el cometido del museo: enseñar.
El museo es un gran recurso para conocer la Historia, el pasado, a partir de los objetos que expone. Por esta razón es una gran herramienta educativa, diferente al libro del aula, que la hace más atractiva.
Como arqueólogo soy profundamente consciente de la importancia del registro material. Para la Arqueología, los materiales encontrados son fuente de inmenso valor pues son portadores de información del pasado.
Muchos de los restos arqueológicos, los más relevantes y significativos suelen llegar al museo para ser contemplados. Pero no termina ahí su vida sino que adquieren otro significado, otra dimensión.
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Cómo puede ayudar la pieza arqueológica de un museo a aprender
No cabe duda que tanto las imágenes como los objetos son herramientas fundamentales para el proceso de enseñanza – aprendizaje ya que proporcionan un recurso tangible y mejoran la experiencia educativa al permitir a las personas (no solo aquellas en edad escolar) comprobar los conceptos teóricos de primera mano y contrastar la información y el conocimiento adquirido.
Tanto las imágenes como los objetos son herramientas fundamentales para el proceso de enseñanza – aprendizaje
Dicho de una manera coloquial, no es lo mismo que te lo cuenten a que lo compruebes tú mismo.
Porque no es lo mismo que te digan que se produjo una revolución agrícola hace 8000 años que ver cómo evolucionaron las herramientas utilizadas y los objetos a lo largo de ese proceso. No es lo mismo.
¿Seríamos capaces de explicar la evolución tecnológica de la Prehistoria sin sus restos materiales?
Complicado. El museo te permite ampliar la experiencia educativa y conocer por uno mismo el pasado.
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Enseñanza a través del objeto en el museo y en el aula
El objeto o la pieza ayudan a la comprensión del concepto. Si pretendemos estudiar la evolución de la cerámica en la Península Ibérica desde época ibérica hasta la Edad Media, nos será más sencillo hacerlo si contamos con restos de cerámica de ese período. El objeto pasas a ser referencia de una tendencia, un estilo, una cultura, etc.
La pieza del museo tiene gran poder de atracción. Por el simple hecho de estar expuesta en una vitrina se le concede la etiqueta de “importante”. Sea o no cierto, de lo que no cabe duda es que las personas, cuando visitan un museo, prestan más atención a las piezas que a los textos.
En algunas de las unidades didácticas de Arqueología que estamos elaborando planteamos estudiar el pasado a través de determinadas piezas. Son muchas las razones por las que aprender a partir de la Arqueología. Consiste en plantearse preguntas a partir de un objeto determinado:
• ¿Qué es esto?
• ¿Para qué pudo servir en el pasado?
• ¿Cómo lo hicieron?
• ¿Qué significado tenía para las personas de su tiempo?
• ¿Cómo podemos saber su antigüedad?
Si te fijas, con estas preguntas a modo de ejemplo podemos profundizar en aspectos de la vida cotidiana, realidad social, estructura política, economía, etc. Cuestiones que pueden resultar al alumnado un tanto tediosas pero que con los objetos nos ayudaría a trabajarlas.
Por eso, tanto en un museo como en el aula, se puede experimentar un tipo de aprendizaje diferente a través de los objetos, las piezas. El proceso de enseñanza-aprendizaje es mucho más experimental y efectivo ya que nos permite relacionar el concepto con el objeto. La clave está en hacernos las preguntas apropiadas de cada pieza.