La Arqueología puede considerarse una disciplina joven. Una ciencia moderna que, a pesar de que el interés por los restos antiguos existe desde hace miles de años, se ha desarrollado como tal bien avanzado el siglo XIX, empujada por los avances en otras disciplina como la Geología.
Sin embargo, el desarrollo de la materia ha sido considerable desde entonces. Atrás quedó la era en la que se buscaban sólo los tesoros del pasado, cuando la Arqueología era simplemente una actividad para extraer objetos antiguos con los que llenar las colecciones de las familias adineradas de Europa…
Bueno, para ser realistas, todavía arrastramos ese “defecto” fetichista de acaparar objetos antiguos aunque algo hemos cambiado a mejor, sí. Ahora, en lugar de estar en casa de un adinerado noble, se encuentran en los museos para todos los públicos.
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Del yacimiento al museo. Y del museo de vuelta al yacimiento
Aunque he de decir una cosa al respecto. Ya desde finales del siglo XX estamos viviendo un cambio de paradigma a la hora de custodiar los objetos del pasado. Y es que se debate continuamente sobre el concepto de museo, o lo que debería ser un museo.
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Si quieres leer mi apreciación sobre el concepto de museo lee este artículo.
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Si seguimos el desarrollo de la Arqueología a través del tiempo, ha sido un continuo ir y venir. No es que esto sea malo. No. Todo lo contrario. Como hemos advertido alguna vez en el blog, el Patrimonio Cultural no es un ente inamovible y estático sino que cambia con el tiempo y con las sociedades.
Al principio se extraían los objetos de cualquier manera del yacimiento para decorar las casas de las acomodadas familias europeas, luego se pasó a utilizar un método más científico para estudiar el contexto y guardar las piezas en las casas de las acomodadas élites políticas. Posteriormente, el Patrimonio Cultural, considerado de todos, estableció que no, que los objetos estaban mejor en un edificio, todos juntos para disfrute de la gente.
Y ahora (en los últimos tiempos) nos encontramos con que la mejor forma de preservar el Patrimonio Arqueológico es in situ. De este modo, y a partir de este razonamiento, empieza a surgir los parques arqueológicos, con el objetivo de preservar en su contexto y lugar de origen, los restos materiales, también para el ocio y disfrute del pueblo.
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Qué son los parques arqueológicos
De hecho, el concepto de museo se parece mucho a lo que se pretende con un parque arqueológico. Un espacio donde conservar, investigar y comunicar a la sociedad sobre aspectos del pasado. Si por algo se diferencian estos dos modelos de gestión del Patrimonio es por la peculiaridad del yacimiento arqueológico y su método de trabajo. Pero por lo demás, son muy parecidos uno y otro, ¿no te parece?
Por eso, en ocasiones, cuando nos ponemos manos a la obra en construir un parque arqueológico, nos referimos a ello como musealizar un yacimiento arqueológico.
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Si quieres saber por qué musealizar un yacimiento arqueológico lee esto.
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Los parques arqueológicos son yacimientos declarados BIC, adaptados a las visitas con itinerarios y una clara carga didáctica para el visitante, generalmente a través de un centro de interpretación o un aula de actividades didácticas.
Además de estas peculiaridades, por lo general, el Parque Arqueológico está dotado de ciertas características naturales que hacen del entorno una parte importante del propio parque.
Los parques arqueológicos se les categorizan en ocasiones como Conjunto histórico ya que, por definición, son Bienes inmuebles pero con esa peculiaridad que hablamos sobre el Patrimonio Arqueológico y su método. Tan peculiar y diferenciador como hemos visto en muchas ocasiones ya en el blog.
A veces también es difícil diferenciar entre un Parque Arqueológico y una Zona Arqueológica. La zona arqueológica se recoge en la Ley de Patrimonio Histórico Español como el espacio natural donde se localizan bienes muebles o inmuebles (esto es: construcciones o restos que se puedan transportar) susceptibles de ser estudiados con metodología arqueológica, hayan sido o no extraídos y tanto si se encuentran bajo tierra o en el mar.
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Si quieres ver los diferntes tipos de Patimronios Arqueológicos ve a este artículo.
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La principal diferencia entonces entre una zona arqueológica y un parque arqueológico es que la zona arqueológica no tiene por qué haber sido excavada. Basta conocerse el lugar donde existan restos arqueológicos para que sea declarada zona arqueológica, mientras que un parque arqueológico está bien delimitado y los restos que lo componen están o han sido estudiados ya con las técnicas propias de la Arqueología.
El Parque Arqueológico por tanto, puede considerarse zona arqueológica, pero no a la inversa. Además, este parque debe estar protegido y preservado en su espacio natural, con el objetivo de proteger ambos contextos (culturales y naturales) como elemento importante de una sociedad. Y no cabe duda de que así es. El Patrimonio Cultural y Natural como elemento vertebrador de una identidad local.