Qué difícil es tratar de revivir cierto Patrimonio Cultural. Algunos edificios o monumentos que no pasan por su mejor momento debido al descuido, la desidia, la falta de presupuestos o cualquier excusa que podamos encontrar para explicar su mal estado de conservación.
Y cuando nos ponemos a ello, a restaurarlo, a revivirlo, lo hacemos con la esperanza de devolverle a sus mejores tiempos respetando sus arrugas y su edad. Pero eso sí dentro de nuestra realidad, contextualizando entre interferencias provocadas por la actualidad y su Historia de otro tiempo en una simbiosis casi imposible. ¡Qué complicado!
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Cuando tenemos que afrontar la intervención de un bien de Patrimonio cultural, antes de ponernos manos a la obra debemos tener en cuenta determinadas circunstancias y actuar en base a unos principios, de “no agresión” digamos, que puedan poner en peligro la originalidad del bien. Como objetivo principal tendremos que consolidar el monumento, es decir, reparar los desperfectos, restaurarlo y evitar su reconstrucción.
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Recuerda: consolidar, rehabilitar y conservar.
Puede haber muchas formas para internvenir el Patrimonio Cultural pero nosotros generalmente nos guiamos por esta que te pasamos.
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Guía de intervención de un bien de patrimonio: Cómo afrontar el análisis
¿Pero cómo empezamos ese estudio? Como gestores del Patrimonio es imprescindible seguir una hoja de ruta para que no se nos escape ningún detalle del monumento o edificio.
Conocer el Patrimonio nos permitirá abordar su restauración y conservación de una manera más eficiente. Para ello, y antes de cualquier intervención arquitectónica, tenemos que obtener toda la información posible del bien patrimonial. Esta información debe recoger los siguientes puntos:
1. Denominación: hay que especificar el nombre con que se conoce el patrimonio a nivel científico y a nivel general y local.
2. Descripción: análisis exhaustivo del edificio, yacimiento o monumento y de todas sus partes (muebles e inmuebles) y su entorno. Qué tipo de Patrimonio es y sus características iconográficas y físicas.
3. Historia del monumento: donde especificaremos la época, etapas, autores, etc. acompañado de toda la documentación histórica del edificio.
4. Estado de conservación: indicar el estado en que se encuentra, si falta alguna parte, si está deteriorado, etc. Deberemos incluir los datos técnicos de las partes que componen el objeto de Patrimonio.
5. Restauraciones conservadas: qué acciones se han llevado a cabo a lo largo de su historia, si permanecen o si se han borrado, la evolución del edificio, etc. Uso actual y anterior.
6. Localización: dónde se encuentra, cómo llegar, horario de visitas si se pudiera visitar, etc.
7. Situación jurídica: encargado de su gestión y responsable de la conservación. ¿Es una institución pública o de caracter privado? ¿Bajo qué condiciones está?
8. Propuesta de intervención: en base al estudio histórico y del estado de conservación del monumento o edificio en concreto, estableceremos unas medidas de actuación y recomendaciones para el mantenimiento.
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Pero la recopilación de datos no queda ahí. Esto es solo el principio. Y para que hagamos un buen trabajo, al igual que en un yacimiento arqueológico, debemos recopilar todo aquello que suceda en el proceso de intervención en nuestro diario para luego llevarlo al informe final. En este diario no debe faltar la información del tipo de intervención, las condiciones en las que se ha llevado a cabo, los materiales que hemos utilizado, las herramientas, etc.
Como te podrás imaginar, esto es solo un resumen, mejor dicho, un esquema del trabajo que requiere la restauración de un bien de Patrimonio. Cada punto de los que aquí te indico está compuesto por diferentes herramientas, acciones, medidas a ejecutar que deben seguirse de manera minuciosa para conseguir el objetivo de revivir el Patrimonio respetando su naturaleza original.
Muchos de nuestros proyectos tienen que ver con esta materia; la restauración. Si quieres ver algunos de ellos peudes ir a la página correspondiente aquí.