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Patrimonio Perdido: El Palacio de los Zúñiga en Curiel de Duero (Valladolid)

La destrucción del patrimonio en épocas recientes no siempre tiene lugar en perdidos desiertos de oriente próximo. Más cerca de lo que pensáis, hasta no hace mucho, el escaso valor que se dábamos a nuestro Patrimonio Histórico, ha provocado pérdidas tan dolorosas como este de Curiel de Duero, que ha formado parte de la Lista Roja del Patrimonio durante mucho tiempo (…demasiado)

Hasta el año 1920 se mantuvo en pie uno de los mejores ejemplos de palacio-fortaleza de la Castilla de los siglos XIV y XV. En apenas 2 años se destruyó una obra que los Zúñiga (o Estúñiga) tardaron dos siglos en completar. El palacio fue construido  por don Diego López de Estúñiga, desde 1386 Justicia Mayor de Castilla, durante el reinado de Juan I. Fue la residencia principal de su familia hasta que, a finales del siglo XV, fueron nombrados duques de Béjar, trasladando entonces  a esta villa salmantina el centro de su actividad.

Este tipo de construcciones eran residencias señoriales fortificadas, que la nobleza castellana de los Trastámara construyó a imitación de la monarquía. Su estructura  combinaba una zona exterior fortificada gótica con unas zonas interiores lujosas, generalmente mudéjares e inspiradas en los palacios andalusíes del sur de la península.

Hoy en día prácticamente lo único que podemos apreciar es cómo fue parte de esta coraza defensiva gótica, puesto que de su interior, al menos en el pueblo de Curiel, ya solo quedan restos arqueológicos.

Y todo esto se produjo ya avanzado el siglo XX y ante los ojos atónicos de algunos de nuestros más insignes investigadores. Cómo Leopoldo Torres Balbás que dejó constancia fotográfica de su destrucción.

Casi nadie alzó la voz ni hubo manifestaciones mientras sus propietarios desmontaban todo lo que podían vender y derruían el resto. Los lujosos artesonados pintados acabaron, algunos recogidos antes del desastre, en el Museo Arqueológico Nacional en Madrid. Otros fueron vendidos al Álcazar de Segovia y otros, más viajeros, cruzaron el atlántico para ser instalados en California.

Las columnas del patio aun podéis contemplarlas en el llamado palacio del Canto del Pico en Torrelodones (Madrid), una recreación historicista del siglo XX, hoy en día abandonada.

Y las magníficas yeserías, de difícil venta y complicada extracción, yacen hoy sepultadas entre sus ruinas, esperando un proyecto arqueológico que las rescate.

Todo esto se produjo sin que las autoridades conocieran el hecho y tan solo algunos pocos investigadores lamentaron lo sucedido, pero en revistas especializadas de muy escasa difusión pública.

La pregunta que debemos hacernos es ¿algo como esto podría pasar aquí ahora? Y creo que la respuesta es que afortunadamente no. Y no solo porque la legislación haya cambiado radicalmente, también está la sensibilidad de la gente y algunas de las más modernas armas de las que la sociedad dispone: las redes sociales.

Hoy en día algo así sería difícilmente realizable a escondidas en nuestra sociedad, sin que un tiempo record saltaran las alarmas y el conocimiento de lo que estaba sucediendo hiciera reaccionar a las autoridades.

Y en esto colaboras tú también.

 

 

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